Aparentemente nuestra vida transcurre de una manera serena pero hay momentos en que de pronto, en un segundo, todo se sacude y se abre una grieta bajo nuestros pies.
En el accidente ferroviario ocurrido cerca de Santiago de Compostela hemos visto aflorar en la gente un sentimiento instintivo, que es la compasión. No debemos confundirlo con la lástima. La compasión es esa necesidad del ser humano de socorrer a alguien en su sufrimiento, con la intención de aliviarlo o disminuirlo. Es un sentimiento humano que se manifiesta a partir del sufrimiento de otro ser. Es más intenso que la empatía.
Hemos visto que la gente del barrio compostelano de Angrois ha sentido la necesidad de ir a socorrer a las víctimas. Por compasión han sido capaces de adentrarse en un escenario doloroso y traumático lleno de personas heridas, de gritos, llantos desgarradores que pedían auxilio. Para la gente que ha ayudado es un honor haber salvado a alguien, pero es un trauma terrible no haber podido ayudar a quienes les pedían auxilio y han muerto.
¿Los traumas son todos iguales?
Evidentemente los traumas no son todos iguales, ni por circunstancias ni por vivencias propias, ni por la manera de reaccionar de cada uno ante un hecho externo, sin embargo, determinados síntomas, se manifiestan en la mayoría de los casos.
Entre las primeras horas y una semana se experimenta una especie de aturdimiento, embotamiento o vacío de emociones.
Posteriormente se comienza a dar cuenta de la realidad, aparece la culpa, la tristeza, los recuerdos del suceso, el llanto, la ira, las pesadillas entre otros síntomas.
Los sentimientos de soledad, tristeza, desesperanza y culpa son normales y necesarios en estas circunstancias tanto sentirlos como expresarlos, sin embargo, el propio entorno, en muchas ocasiones, no lo encuentra ni sano ni apropiado y en consecuencia nos pueden coartar la manifestación de esos sentimientos que necesitamos expresar.
Algunas de las cosas que se pueden hacer para superar un trauma son:
Para trabajar las emociones que desencadenan el dolor del trauma podemos usar la escritura. Escribiendo los acontecimientos una y otra vez hasta superar el dolor y los sentimientos de culpabilidad. Con el acto de escribir conseguimos, no sólo poner distancia a las emociones negativas, sino que también nos damos cuenta de que no podíamos haber actuado mejor de lo que lo hicimos, bloqueando esa pregunta que nos tortura: ¿POR QUÉ?
En segundo lugar es necesario verbalizar nuestros pensamientos y sentimientos, pero debemos distinguir entre expresar nuestras emociones y hablar. El psicoterapeuta experimentado nos dirige para ayudar a sanar nuestras heridas emocionales en un diálogo constructivo. Hablar demasiado, fuera de este contexto, ayuda a aumentar y mantener las emociones negativas empeorando nuestro estado.
Por último, para recuperarnos es crucial sentir que hacemos algo activo, realizar algo simbólico como por ejemplo, lo que han hecho los vecinos de Angrois reuniéndose para poner flores en el lugar del accidente.
Aunque los traumas son una experiencia dolorosa en el que influyen una gran variedad de factores psíquicos, interpersonales y situacionales, con la ayuda adecuada pueden dejar de limitarnos, resolviéndose y fortaleciéndonos en nuestro crecimiento personal.
Cómo podrías renacer sin antes haber quedado reducido a cenizas.
Friedrich Nietzsche.
Mª Angeles Muñoz Roldán y Belén Silván Oró.
Psicólogas.
Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.