La mente del hombre es tan dúctil y corrompible que podemos enloquecer mediante la razón.

Georg Lichtenberg.

Los seres humanos somos seres de costumbres, nos sentimos cómodos recorriendo el mismo camino para ir a trabajar, yendo al mismo supermercado o saliendo a los mismos bares, en definitiva sistematizamos las acciones que se convierten en costumbres.

Porque funcionamos mejor si nos organizamos, nos ayuda a fijar en la memoria las acciones que se convierten con su repetición en espontáneas. Si me lavo los dientes después de cada comida con el tiempo se vuelve automático e indispensable, si me acostumbro a mirar debajo de la cama cada vez que me acuesto también se convertirá en una acción rutinaria.

Cada uno de nosotros tiene ciertas manías que forman parte de nuestra vida y que son costumbres que no nos causan ningún malestar porque en un momento dado somos capaces de hacer una excepción. Puede ser el caso de colocar un cuadro recto cuando lo vemos torcido, ordenar nuestra mesa al empezar a trabajar, aparcar siempre en la misma calle, santiguarnos al iniciar un viaje, poner un vaso de agua cada noche en la mesilla, ponernos los mismos zapatos que me traen suerte etc. Pero en ocasiones las manías nos esclavizan y condicionan nuestra vida y la de nuestros familiares convirtiéndose en una bestia de múltiples cabezas.

La lógica del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) está basada en el hecho de que aquello que es sano se convierte, por su repetición exasperada para calmar el miedo o la ansiedad, en absurdo: “He cerrado tan bien todas las puertas y ventanas de la casa que no podrá entrar ningún ladrón”, “he controlado tan bien los fuegos de la cocina que no podrá sucederme nada malo”.

A la persona le invaden unos pensamientos que le generan miedos y dudas como una presunta contaminación, si ha apagado el gas, si ha dejado la puerta abierta, ese ansia le lleva a poner en práctica rituales que le parecen útiles porque controla el miedo y se tranquiliza. Con el tiempo cuando el miedo vuelve y realiza de nuevo los rituales no resuelven su duda inicial pero es incapaz de dejar de hacerlos.

“Mientras dormía oigo un ruido y me despierto aterrorizada, me vienen a la mente imágenes sobre un posible intruso, paralizada por el miedo palpo la pared y enciendo la luz, por unos instantes valoro la situación, la alarma no ha sonado pero ¿ y si salgo del cuarto y hay alguien?, me mantengo quieta y como no escucho más sonidos me armo de valor y salgo de la habitación de puntillas, me dirijo al pasillo, voy encendiendo luces y la casa está tranquila. No encuentro la causa del ruido. La casa, la calle, la ciudad parece tranquila. La vergüenza es inferior al miedo que siento cuando creo que ha entrado alguien en casa por lo que las llamadas a la policía son frecuentes. Siempre cierro y reviso mis puertas y ventanas durante horas al acostarme y al volver a entrar en casa vuelvo a empezar. Y cada noche tengo más miedo.”

El testimonio anterior corresponde a una mujer que padece un Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Este trastorno psicológico se caracteriza por el deseo de tener el control, de tranquilizarse o calmar su miedo a través de la realización de rituales o compulsiones.

El mecanismo que inicia el trastorno es sano, en un principio el ritual mitiga el ansia pero con el tiempo se convierte en una imposición carente de sentido y funcionalidad porque se dedica al ritual demasiadas horas. El ritual puede adoptar tantas formas como miedos existan, logrando inundar completamente la vida de la persona y la de su familia porque la mayor parte de las veces trata de ayudar haciendo el ritual en su lugar.

Los rituales pueden ser acciones o pensamientos repetitivos tan complicados y/o laboriosos que aunque quien los realiza es consciente de su exageración es incapaz de dejar de hacerlos porque tiene miedo a las posibles consecuencias de no realizarlos.

Debido a esto el observador externo puede calificar como “raro” o “loco” al hombre que camina extrañamente sin pisar las rayas, al que aplaude sin ton ni son, al que repite una y otra vez lo que acaba de decir, al que no toca los pomos de las puertas, al que se lava constantemente, al que evita mirar a los enfermos, al que ordena su mesa y no permite que se muevan sus objetos ni un milímetro, al que cierra una y otra vez sus puertas y ventanas de casa, al que tiene que repetir una frase mágica en silencio antes de contestar, y así podríamos seguir con un listado infinito de conductas sin aparente sentido en el momento en que se presentan y que parecen fuera de contexto.

Pero todo ritual aunque pueda considerarse raro, bizarro o ilógico está motivado por una creencia y para quien lo realiza tiene un sentido, descubrir por parte del psicólogo esta motivación será clave para erradicar el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.

Existen tres tipos de rituales que corresponden a tres lógicas diferentes. Nos encontramos con los rituales que se realizan para evitar algo negativo, como por ejemplo cerrar una y otra vez la llave del gas para evitar el temido incendio, o repetir una frase para evitar una desgracia.

El segundo tipo de rituales son los que sirven para propiciar cosas buenas, como ponerse la misma ropa y seguir los mismos pasos que cuando aprobé el primer examen. Y por último existen aquellos rituales cuyo objetivo es reparar algo que ya ha ocurrido, como lavarse para descontaminarse. Por regla general nos encontramos con los tres tipos de rituales en una misma persona.

La mujer que tiene terror a que la roben en casa, dedica tres horas cada noche al acostarse para revisar y cerrar su casa, y cada vez que entra en ella estudia si hay algún cambio en el mobiliario u objetos del hogar que signifique la presencia de un intruso. Pero no ha sido así siempre, al principio por seguridad y con los tiempos que corren cerraba una vez y se sentía a salvo, luego necesitaba revisar unas cuantas veces para calmar su ansiedad, hasta que con el tiempo se siente obligada a cerrar durante horas y cada vez que entra en casa. Aunque sabe que está cerrado necesita asegurarse una y otra vez, paradójicamente su miedo ha ido aumentando hasta que pide ayuda psicológica.

Según la Neuropsicología (E. Goldberg, 2005) cuando repetimos un comportamiento o un pensamiento un cierto número de veces no solo lo convertimos en razonable sino que lo transformamos en una compulsión irrefrenable.

Si cada noche miro debajo de la cama o detrás de las cortinas para ver si hay alguien estoy dando sentido al ritual, validando la posibilidad de que pueda ser cierto, por lo que aumentará mi ansiedad y mi miedo al mismo tiempo. Si en cambio dejo de mirar debajo de la cama gradualmente dejaré de temer que haya alguien escondido.

Normalmente existe una creencia rígida que influencia al ritual: “van a entrar a robar en mi casa”. Los seres humanos actuamos en función de lo que creemos que es cierto y realizar el ritual alimenta la obsesión o creencia inicial, por lo que paulatinamente va aumentando el tiempo de dedicación a los rituales hasta convertirse en una verdadera limitación para el afectado y la de sus familiares.

El miedo es directamente alimentado por la realización del ritual, por ello una de las técnicas psicológicas centrales del TOC en la Terapia Breve Estratégica es incidir en su creencia y eliminar su miedo a través de tareas o contra-rituales.

Consiste en modificar el ritual de la persona y prescribir uno distinto al que le dicta la razón para hacerle experimentar que su profecía no se cumple. Cuando necesite hacer su ritual hará nuestro contra-ritual. De esta manera la compulsión se transforma en acción voluntaria perdiendo su poder y si no hay significado en la acción su creencia empieza a perder fuerza.

A lo largo del proceso del Trastorno Obsesivo-Compulsivo la persona utiliza una serie de “trucos” para “mejorarse la vida”. Además de los rituales trata de controlar sus miedos a través de otra estrategia más sutil: evitar todo aquello que le pueda producir la necesidad de hacer un ritual. En el caso expuesto anteriormente, la mujer con miedo a los ladrones no abría las ventanas para ventilar, no entraba en ciertas habitaciones, no abría las persianas para no tener que revisar.

En el Trastorno Obsesivo-Compulsivo las evitaciones son tan peligrosas o más que los rituales porque es otro factor que alimenta el miedo, por ello en la terapia psicológica se dirige al paciente a que deje de evitar aunque tenga que realizar sus rituales.

Por último es frecuente que las personas con TOC pidan ayuda a sus familiares en la realización de los rituales y así ahorrar tiempo, pero ésta es la mejor manera de validar y mantener el trastorno, y por otro lado si la persona no tiene todo el impacto negativo de los síntomas se conformará con su problema y no buscará una solución.

¿Cuáles son las circunstancias que crean el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?

Las circunstancias que crean el Trastorno Obsesivo-Compulsivo pueden ser muy variadas. Nuestra seguridad puede haber sido amenazada por un trauma, como en el caso de una mujer que ha sido violada que realiza un ritual de limpieza. O aquélla persona que frente a una duda hace una conducta que le tranquiliza y se convierte en ritual. Puede desarrollarse el trastorno por un exceso de moralidad, por ejemplo la religiosa que ritualiza durante horas para impedir dejarse llevar por los pensamientos impuros. En otros casos el proceso de racionalización se convierte en una irracional manía como el médico que debe seguir unos rigurosos rituales antes de operar.

Sea cual sea el motivo que le ha llevado a desarrollar a usted o a un miembro de su familia un Trastorno Obsesivo-Compulsivo existe un tratamiento psicológico eficaz que se basa en crear cambios en la creencia de la fobia.

A través de la terapia psicológica y con todas las cartas sobre la mesa podremos erradicar este trastorno que es como un virus que si no se elimina totalmente se reproduce.

En las guerras no ganan los mejores, sino los que tienen mejor estrategia.

Cholo Simeone.

 

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Belén Silván Oró

Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.

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