“… pues el destino de una mujer

es ser paciente y siempre callar,

esperar como un fantasma sin habla

hasta que alguien deshaga el hechizo del silencio.”

Henry Wadsworth Longfellow.

DURANTE LA VIOLACION

“La resistencia excita”.

Esta afirmación juega un papel importante cuando hablamos de violación. Según los expertos en delitos sexuales las mujeres que ofrecen resistencia mientras están siendo violadas aumentan la excitación de sus agresores.

La sensación de control que experimenta el violador al sentir la lucha y la fuerza de su presa, ejercida cuerpo contra cuerpo, aumenta el deseo del agresor y le facilita llegar al orgasmo. No es casualidad que en los entrenamientos anti-violación en unidades policiales enseñen a las mujeres a dejar de forcejear, simular un desmayo o permanecer inmóviles mientras se produce el ataque.

Durante la violación la mujer puede quedarse paralizada, por efecto del miedo o porque ha sido entrenada, o por el contrario luchar.

MITO Nº 1. “La mujer que no tiene signos de lucha no ha sido violada”.

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 TRAS LA VIOLACION

Una mujer violada puede guardar silencio y no contar a nadie que ha sido víctima de violación, puede contarlo meses o años después, o puede contarlo inmediatamente tras el acto.

Es decir, ante una violación no existe un patrón único de actuación, siempre estará influenciado por las características individuales de la persona, por la situación vital en la que se encuentre y por los apoyos sociales percibidos. Por eso es de gran ayuda para recuperarse del trauma la terapia psicológica individual.

MITO Nº 2. “La mujer que no denuncia inmediatamente después de una violación, miente y se lo ha inventado todo”.

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Tras haber sufrido un trauma, un hecho extremo e impactante de gran sufrimiento emocional, nuestro organismo se protege mentalmente a través de un mecanismo de defensa que se llama disociación, que consiste en separarse de la experiencia traumática o de las emociones dolorosas porque serían tan intensas que la persona no podría resistirlo.

La disociación es un mecanismo sano en los momentos iniciales tras el trauma, pero poco a poco la persona debe ir manejando el miedo, la rabia, la tristeza, el asco, el dolor que gobierna su vida.

La disociación explica porqué una mujer violada se pueda mostrar y actuar “normal”, como si no hubiera pasado nada.

MITO Nº 3. “La mujer violada debe mostrar a todas horas su dolor a los demás, dejar de salir, de viajar y de disfrutar”.

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 Las emociones que impiden contar una violación son variadas, pero en general son protagonistas el miedo, la vergüenza, y/o la culpa.

 LA VERGÜENZA Y MIEDO DE HABER SIDO VIOLADA

La mujer violada puede sentir vergüenza de que se haga público algo tan íntimo como su sexualidad, lo que significa estar expuesta a la opinión de los demás.

1. Vergüenza y miedo a la crítica: la sociedad puede ser muy dura al juzgar a la mujer violada, sobretodo si antes del episodio era una mujer liberada sexualmente, autónoma con relaciones sexuales fuera del matrimonio. A veces la mujer no quiere que los demás se compadezcan de ella por lo que se esfuerza en esconder su ataque.

2. Miedo al rechazo: ser violada puede ser un estigma que deja a la mujer marcada y con la creencia que todos los hombres la rechazarán. Hay sociedades en que se da mucha importancia a la virginidad y se prohíben las prácticas sexuales fuera del matrimonio.

3. Miedo de no ser creída: es frecuente que las violaciones sean realizadas por personas conocidas por la víctima, a veces, dentro de la familia, amigos o ex parejas. En ocasiones son personas bien consideradas por los demás, por lo que la acusación puede parecer poco creíble.

4. Miedo al agresor: Miedo a sufrir algún daño físico si se hace público, por lo que la sumisión y el silencio parece la única alternativa de la víctima.

 LA CULPA POR HABER SIDO VIOLADA

La mentalidad machista genera diferencias de oportunidades en el ámbito personal, laboral, social entre hombres y mujeres, en la niña puede suponer una falta de seguridad en sí misma cuando llega a la edad adulta.

La mujer violada a veces se siente responsable de haber sido atacada, el estado de indefensión propio de haber sufrido una violación rompe la seguridad personal de esa mujer.

 Nuestra mente nos puede jugar malas pasadas, podemos empezar a justificar al violador analizando de manera distorsionada nuestra propia conducta: “iba con minifalda, le invité a mi casa, le hice creer que yo quería, no me negué con suficiente fuerza etc.”

Nuestra mente se puede inventar todo tipo de argumentos, inculcados por una mentalidad machista, para castigarnos por nuestras “malas” acciones del pasado, y puede alimentar las dudas y hacernos sentir responsables finalmente de haber sido violada.

MITO Nº4: “Una mujer con minifalda está provocando que la violen”.

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 COMO SUPERAR EL TRAUMA TRAS UNA AGRESION SEXUAL

• Libérate del peso de llevarlo tú sola: compártelo con alguien.

• Llama 016, el teléfono contra el maltrato: no estás sola, hay profesionales que te pueden asesorar.

• Denúncialo.

• Pide ayuda psicológica para superar el trauma y que la herida deje de sangrar. Podrás aprender a manejar los síntomas del estrés postraumático: esas imágenes de la violación tan vívidas que se repiten una y otra vez. Podrás superar el miedo que limita tu vida. Podrás volver a sentir y salir de la disociación para ir manejando los recuerdos dolorosos y reemprender tu vida.

La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante.

Sören Kierkegaard.