El miedo es una reacción básica y sana del ser humano que es clave en la supervivencia al hacernos conscientes del peligro y por tanto ayuda a nuestra protección.

Si lo que es temido, es evitado reiteradamente se convierte en terror y fobia, disparando la alarma de protección y defensa extrema, que se manifiesta por una reacción física más elevada de lo esperado frente al peligro real del objeto temido. De esta manera la fobia es limitante y paralizadora cuando se está en contacto con ese objeto o animal, pero fuera de ese espacio la persona puede desenvolverse con total normalidad.

De hecho, las personas que padecen una fobia, ésta les suele acompañar toda su vida hasta que deciden ponerse en tratamiento psicológico y erradicarla. Mantienen un nivel de satisfacción adecuado de sus vidas, no suelen padecer ningún otro trastorno psicológico asociado, normalmente son muy buenas en organizarse y pedir ayuda a su familia para evitar su fobia, pudiendo pasar desapercibida por el observador externo.

El caso de la fobia a las cucarachas en nuestro país es estacional, se limita al verano, es entonces cuando el que la sufre, como si se tratara de un soldado de guardia ante el inminente acecho del enemigo, aumenta su nivel de alerta y se despliegan toda una serie de precauciones y evitaciones: erradicación preventiva con fumigación profesional, echar spray y poner trampas por toda la casa, durante la noche separar la cama, alejarse de las cortinas, que las colchas no toquen el suelo, evitación sistemática de garajes, de salir a terrazas cuando anochece, ya que cualquier movimiento en el suelo o en la ropa puede ser una de ellas.

Frente a la fobia a las cucarachas el tratamiento psicológico es muy eficaz aunque llevemos años padeciéndolo, la clave es persuadir a la persona de que para vencer a su enemigo es imprescindible conocerlo.

La primera tarea será estudiar diariamente durante un periodo de tiempo corto a las cucarachas: su origen, morfología, clasificación según regiones o países, utilidad, reproducción etc. como si de una tesis se tratara donde expondrá sus hallazgos en sesión.

Esto no es indoloro porque la persona en la primera sesión es incapaz de pronunciar la palabra “cucaracha”, por lo que debe de seguir fielmente unas instrucciones como evitar material gráfico, vídeos, y el propio contacto real con las mismas.

Paralelamente al estudio de su fobia, se le adiestrará gradualmente a eliminar su miedo cuando este aparezca, a través de la técnica de la peor fantasía y su evolución, que no es más que aprender a aumentar el miedo para anularlo. Este fenómeno paradójico se aprende en diferentes sesiones, siendo clave su entrenamiento en casa, sólo así se tendrá una herramienta real ante la posible aparición de una cucaracha.

En tercer lugar, la terapia se centrará en que la persona aprenda a medir los límites a los que puede acercarse a una cucaracha sin sentir miedo y observar como estos límites se modifican mientras avanza el tratamiento. En este estadio de la terapia normalmente es cuando se experimenta la sensación de ser el depredador y no la víctima, experiencia emocional importantísima que infunde seguridad.

Por último será crucial en la terapia enseñar al que acaba de superar su fobia a las cucarachas como podría volver a caer en ella, es decir, que conductas repetidas con el tiempo producirán una recaída.

A lo largo del tratamiento observamos una paulatina disminución en el nivel de alerta de la persona, disminuye la sensación subjetiva de peligro ante la cucaracha, traduciéndose en una sensación de tranquilidad, por lo que la persona consigue que la cucaracha no le provoque emociones negativas.

Este tipo de terapia consigue eliminar una fobia en dos meses porque dichas tareas bloquean la evitación, la petición de ayuda y la toma de precauciones sistemática que son la base de la persistencia de la fobia. De hecho la mayoría de las personas que tienen fobia a las cucarachas no recuerdan un hecho traumático en la infancia y aunque lo recuerden, son sus conductas reiteradas o soluciones intentadas las que le llevan a que la fobia se agrave.

Superando una fobia podemos liberar a nuestros hijos de que la padezcan, sabemos que las fobias se aprenden, es frecuente traspasarla a nuestros hijos, nuestros temores pueden convertirse en los de ellos.

La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio.

Antoine De Saint Exupery.

 

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Belén Silván Oró

Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.

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